08 diciembre 2008

Vuelvo a leer

"Parecerá curioso, pero el trabajo me gustaba, al menos al inicio. Me empujaba a razonar y a ver las cosas como nunca. En aquel primer periodo me imaginaba mi mente como una habitación oscura con muchas puertas. Me las apañaba mejor teniendo muchas abiertas. De vez en cuando abría aún más y dejaba entrar más luz, coqueteaba con la verdad. Si me parecía que alguien percibía mis observaciones o mis gestos como una vaga amenaza, cerraba todas las puertas menos una. Aquella era la posición más segura. Pero en general tenía abiertas al menos tres o cuatro. Esa imagen de la habitación oscura era una compañía asidua. Cuando hablaba en una reunión, me parecía ver como mis puertas mentales se abrían y se cerraban, y pronto llegué a saber controlar el flujo de luz entrante con una precisión milimétrica. Me dieron un aumento, después otro. Comencé a tener un rol concreto en la producción de espectáculos televisivos. Mientras tanto la vida con Merry procedía en la misma dirección, una mezcla de montaje violento y ternura levemente desenfocada. Pero con el tiempo empezó a abrirse camino otra cosa, como un susurro desesperado. Sucedía que llegaba tarde a casa de trabajar y me la encontraba sentada en el suelo con un sombrero en la cabeza intentando hacer un haiku. Me entristeció mucho descubrir que hacía este tipo de cosas incluso cuando estaba sola."


Don DeLillo, Americana. De la versión en italiano con traducción de Marco Pensante.

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