19 mayo 2007

Giardini di Mirò

Hace unos ya unos meses que salió a la venta en Italia Dividing Opinions, el nuevo disco de Giardini di Miró. Con tantos recopilatorios, EP’s y discos de remezclas es un poco difícil seguir la cuenta, pero éste debería ser el tercer LP de la banda emiliana. Suena bien, aunque al principio resulta un poco extraño que paren el crono a los cuatro minutos en casi todos los cortes. Es imposible no añorar, a ratos, las cadencias extralarge de Rise and Fall of Academic Drifting, el monumental disco del 2001, y su perder y reencontrar la melodía entre continuos cambios de ritmo.

Dividing Opinions es un disco que recupera un formato de canciones más tradicional. Nada nuevo que el postrock, empezando por los Mogwai de Mr. Beast, trate de salir del ghetto autoreferencial de melodías épicas de nueve minutos. No todos son capaces, sin embargo, de sacarse de la manga un disco compacto y sugerente como éste, y un single, Broken by, que está entre lo más inmediato y emocionante que Giardini di Miró hayan hecho hasta ahora. No todos pueden afrontar con la misma dignidad la búsqueda de nuevas formas, el tratar de sonar al mismo tiempo distintos e iguales que antaño. No todos tienen la voluntad transparente y honesta de extraer belleza de un amasijo de guitarras, voces, violines y trompetas, baterias y pianos.

Y, qué co[alt164]o, son de aquí (pronto allí) y esta noche tocan en Bologna. Allí estaremos.

18 mayo 2007

Eric Rohmer

Stasera in RaiTre programma speciale Le Stagioni di Eric Rohmer: Racconto d’inverno e Racconto di autunno. Dovrei lavorare per la mia tesi e poi andare a letto per alzarmi presto la mattina ma non ho mai visto nessuno dei due film.

Se dovessimo salvare dal rogo l’opera di un solo cineasta sceglierei sicuramente la sua. Per far vedere ai nipoti dei nostri nipoti quanto siamo fragili e quanto possiamo essere stupidi e incoerenti, e inaspettatamente generosi il momento dopo; per far capire quanto siamo complessi e semplici allo stesso modo; per mostrare cos’è il piacere di inventare storie e come questo raccontarsi le vicende di personaggi di finzione che sembrerebbero molto diversi da noi può finire per incrociare delicatamente la nostra vita e, in alcuni casi, farci diventare un po’ più saggi, un po’ più felici, un po’ migliori.



Rohmer ha girato gran parte della sua opera con altre tre o quattro persone per gli aspetti tecnici e un gruppo di attori con cui prova e riprova prima di girare. Credo che il suo sia il modello più alto cui guardare per far diventare il cinema qualcosa di diverso di ciò che in cui si è trasformato, tenendoci fermo però quel che è sempre stato.

Mi dispiace, mi dispiace davvero, perché so che non riesco a trasmettere l’amore per certe cose che credo potrebbero piacere anche voi, che credo farebbero bene anche a voi. Vi chiederei allora un po’ di fede. Guardatevi questa sera uno dei racconti di Rohmer, oppure cercate più avanti alcuno dei suoi film: La collezionista/La coleccionista, La marchesa von O./La Marquesa de O., Racconto d’estate/Cuento de verano, non importa da dove cominciate se date a Rohmer un’opportunità al meno. La merita.

15 mayo 2007








































































Jenny Holzer. Panchina. 2001. Collezione Peggy Guggenheim, Venezia.

L'Altra

Descubres algo y no entiendes cómo demonios no tropezaste antes con ello, curioseando por internet o en una tienda de discos. Tiene que encargarse un programa de tarde de una emisora independiente local de enseñarte a qué podría sonar Van Morrison si no llevase treinta años con el piloto automático.

L’Altra es un proyecto de una pareja de músicos y compositores americanos, que tras la ruptura de siete años de relación sentimental deciden emprender una aventura musical conjunta. Hacen algo que, poniéndonos estupendos, podríamos definir como post-indie-folkpop. A caballo entre milenios han publicado tres discos prodigiosos, de armonías vocales y melodías dulces, meláncolicas, soñolientas, que me he bajado comprado seguidos, casi sin respirar. En realidad no encontraréis por ningún lado los arrebatos vocales y el alma soul del genio de Belfast, pero en algunas canciones irrumpe inesperadamente una trompeta o un saxo, se lleva la melodía por senderos imprevistos y te deja pensando en Astral Weeks o Veedon Fleece. Y eso, ladies 'n gentlemen, son palabras mayores.



14 mayo 2007

Terroristo

Después del revuelo de estos últimos días he decidido que, si alguna vez reconocen mi derecho al voto en este país en el que moro desde hace tres años, lo ejerceré por primera vez en mi vida para elegir a mi representante en el parlamento. Todo queda en un plano bastante utópico, claro. La único que se anuncia en un futuro no demasiado lejano es la extensión del voto a los inmigrantes en las elecciones municipales, y ahí estoy con las manos atadas: reelegir un alcalde que permite que personas y animales defequen a diario en mi calle o votar el candidato de una coalición entre neofascistas, clericales y el partido de Silvio Berlusconi?

Una vez que aprehendo que una coalición progresistas y laica ocuparía en la actualidad entre un quince y un treinta por ciento del parlamento (los cálculos dependen de si contamos al viejo partido comunista, actualmente en proceso de fusión con la asociación pro-cilicio) decido que, ya puestos a hacer algo inútil, daré mi voto al Partido Radical. Razones sentimentales, supongo, o la consolación de que son los únicos que cuando hablan no me hacen abochornar de mi doble condición de ciudadano occidental y residente en Italia.


No descarto cambiar de idea si descubro entre las listas electorales un Partido Anticlerical o un Movimiento para la Prohibición del Bautismo a los Menores de Edad (MPBME: con esta sigla el éxito está asegurado). Un voto sanguíneo, irracional, guiado por el mismo instinto primario que mueve a los electores del Frente Nacional, la Lega Nord o el PNV, pero con la sana intención de nivelar un poco la balanza en esta inigualable comedia humana que es la vida política italiana.

Portada de Il Manifesto. 12/05/07.
Family Day.
- Habrà un montòn de curas.
- Igual es mejor si dejamos a los niños en casa.

10 mayo 2007

(Paréntesis)

Imaginad un niño incapaz de enlazar dos notas seguidas con una flauta en mitad de una clase de música, con una monja que marca sin piedad el ritmo de la cancioncilla golpeando un afilalapices contra la esquina de la mesa. Cada vez que alguien desafina y rompe la armonía, la monja grita y examina uno a uno el grupo hasta encontrar el culpable. Tantos errores, tantos negativos, tantas cancioncillas que recuperar fuera del horario de clase.

Afortunadamente, una historia con tan trágicos mimbres tiene un final feliz. Los niños que deben recuperar negativos son muchos, se avanza por orden alfabético, y al llegar la hora de la merienda la monja interrumpe la sesión y aprueba a todos. Es poco probable que un chico cuyo apellido empieza por P tenga que sufrir el trámite humillante de soplar por un tubo de plástico con agujeros tratando de construir una melodía.<

Esto sólo para daros una idea del exquisito oído musical del que aquí escribe, y la credibilidad de sus recomendaciones al respecto. Su única credencial es la constatación práctica de que, en ciertos días grises, algunos sonidos –pongamos Otis Redding aullando a la luna- ayudan más de lo que perjudican. No es gran cosa, lo sé, así que ustedes verán.

09 mayo 2007

Quiebro

Miércoles por la mañana. Consulto por internet la prensa española después de algunos días desconectado. Leo lo de la Pantoja. Leo lo de la conducción, el alcohol y el expresidente. Me precipito al teléfono. La operadora de la compañía low cost me dice que no se pueden cambiar los billetes. Y en cualquier caso, me informa, ellos no vuelan a Tombuctù.


08 mayo 2007

Soleá

El viernes voy a hablar con el profesor que sigue mi tesis. Después de hacerle firmar unos papeles, le pregunto tímidamente si ha tenido tiempo de leer la parte que le entregué hace unas semanas. No, responde úfano, ha aprovechado unos días libres para ir a la playa.

Llego al trabajo el lunes. El gran portón de madera del edificio está por primera vez entreabierto, la puerta parece forzada. Me dicen que la noche del sábado hubo una falsa alarma de incendio, los de la agencia de seguridad entraron para controlar. Al salir, arrimaron un poco el portón y se fueron a dormir. Me comentan discretamente que lo de las falsas alarmas es una práctica habitual de las empresas de seguridad para justificar la renovación del contrato.

El martes por la mañana entrego los papeles para la presentación de la tesis. De vuelta al trabajo me olvidó en el autobús la carpeta con los resguardos. Por pura casualidad tengo el número de la empresa de buses urbanos en el móvil, así que llamo apenas me doy cuenta del despiste para saber qué puedo hacer para recuperar los papeles. Corra, me responde cordialmente la operadora, porque o se los roban o se los dan al conductor, y éste seguro que los tira.

Martes al mediodía. Llamo catorce veces a la compañía aérea, confirmo la fecha mi vuelo de finales de mes a seis operadoras distintas, compro por si acaso billetes también para el día siguiente, y, algo más tranquilo, me pongo a trabajar.

04 mayo 2007

Milán (y III): Maggie Cardelús

Salgo a la calle tras siete horas consultando microfilms en una biblioteca universitaria desierta; sin que me diese cuenta el cielo se ha vuelto negro y amenaza tormenta. Antes de coger el tren de vuelta a Bologna, y a pesar de las tres exposiciones del día anterior, me concedo una última visita a una de las pocas galerías abiertas el puente.

Después de media hora la encuentro, escondida al interno de un viejo palazzo. Descubro que los lunes abren sólo con cita previa, pero se apiadan de mí y me dejan entrar. Fuera estalla la tormenta y caen del cielo gotas grandes como guijarros.

Maggie Cardelùs trabaja normalmente recortando imágenes fotográficas de su archivo personal y recomponiendolas en estructuras tridimensionales. Esta vez, sin embargo, la obra que presenta en la galería es una instalación: 18.000 fotografías hechas durante los diez años de vida de Zoo, proyectadas a doce imágenes por segundo, en un orden semialeatorio, respetando la secuencia al interno de cada rollo de película pero alterando la sucesión cronológica de éstos.

Podría parecer un experimento gratuito y puéril, pero en esa habitación vacía y en penumbra, solo frente a un literal bombardeo de imágenes, la sexta sinfonía de fondo en una versión extrema e irreconocible que mima el lamento doloroso del paso del tiempo, uno roza verdaderamente un pedazo de vida sin poder aferrarla, se ve empujado continuamente dentro y fuera de un torbellino de visiones íntimas e impalpables.

Un gato entra por la puerta, mojado, asustado por la tormenta. Mientras las imágenes se deslizan por la pantalla se restriega contra mi pierna, una, dos veces, gira y se va.

03 mayo 2007

Milán (II)

Que mis últimas visitas a Roma y Milán hayan coincidido con dos exposiciones italianas de Paul Klee es un pequeño resarcimiento de los dioses por un año de mierda. Sólo en Picasso y Klee, de entre todos los protagonistas de las vanguardias históricas, reencuentro una y otra vez, en formas siempre nuevas, el afán por la compresión y el placer de la invención. Incluso las obras de los periodos más oscuros de la vida de Klee –años de guerra, enfermedad, exclusión- desprenden una dulzura quimérica, una forma alta y noble de empatía.


Creo que los niños reaccionan mucho más naturalmente a ciertas propuestas del arte del último siglo, libres de prejuicios e impulsados únicamente por un innato espíritu lúdico. En Roma, estas Navidades, mientras visitaba la exposición de Klee en la Fondazione Memmo, coincidí con un grupo de críos ingleses de siete u ocho años, acompañados por dos maestras y una guía del museo. Se movían despacio, escuchaban primero en silencio, se atropellaban después para responder, miraban los cuadros con ojos grandes como platos. Si estabas verdaderamente atento podías oír un murmullo que salía de la boca de los payasos, de los ogros, y de los animales fantásticos diseñados por Klee y llegaba hasta el oído de algunos de los niños. Pero, por mucho que te esforzases, era imposible entender sus palabras.





01 mayo 2007

Milán (I)

Con el pretexto de consultar algunos libros en la IULM pasó un par de días en Milán, última concesión antes de un período de completa dedicación a la tesis. Encuentro un hostal no lejos de la estación a un precio ridículo y con no demasiada mala pinta. Las cosas se tuercen por la noche. Me dispongo a bajar las persianas, visto que casi todos están ya en sus camas, leyendo o intentando dormir. A mitad de tan delicada operación la persiana emite un quejido y se niega a seguir bajando. Enfrente de nuestra ventana una farola brilla alegremente e inunda de luz la habitación.

Hace un año, en un cuchitril romano cerca del Vaticano, dos de la madrugada. Cede la litera en la que trato de dormir, ignorando la orgía que está montando al otro lado de la pared una comitiva de adolescentes nórdicos, y caigo encima de una chica belga. El novio se levanta de un salto de la otra litera clamando venganza. El inglés que trabaja en recepción oye el estruendo y entra en la habitación, completamente borracho, justo a tiempo para salvar mi vida. No hay camas libres, así que coloco los listones de madera rotos como puedo e intento dormir.

Si os halláis alguna vez en una ciudad extraña, en una habitación repleta de desconocidos que desean vuestra muerte y veis brillar sus ojos sedientos de sangre en la oscuridad mientras conspiran contra vosotros, quizás os consuele aferrar con fuerza el móvil, un zapato o algún otro objeto contundente. Saber que en el peor de los casos te llevarás por delante alguno de ellos ayuda a conciliar el sueño.