10 febrero 2009

El día antes y el día después

Los días después de la fecha de entrega del periódico todo comienza de nuevo. Cojo hojas en blanco y trazo planes, ordeno papeles y distribuyo tareas. Despejo la mesa de trabajo de porquería acumulada durante los días de angustia, y hago lo mismo con el escritorio del mac. Cada clinc metálico con que la papelera acoge un archivo ya inútil libera un nudo de tensión en mi cuerpo; cada centímetro de mesa libre es una pequeña victoria frente al caos.

Aunque mi jefe se empeñó en alterar un día en principio apacible, el cielo transmitía hoy serenidad (me dicen sin embargo que negros nubarrones amenzaban afuera; que llovió, incluso, a ratos; que no era sino por contraste con la de ayer que la jornada parecía serena).

Cabalgo a lomos del desconcierto, el entusiasmo y el stress. Mañana parto hacia la capital del reino, donde me esperan días absurdos: exposiciones, ferias, trabajo a distancia, conciertos, conversaciones telefónicas, hipótesis imposibles sobre los metros de tela negra necesarios para oscurecer el mundo.

Les mantendré informados.



James Nizam. Dwelling Series #1

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