26 marzo 2009

El desgarro o la esperanza: Sierra de Teruel (y II)

Uno de los participantes en el congreso académico en el que vi por primera vez proyectada la película, un imbécil cuyo nombre he preferido olvidar, se descolgó durante su ponencia con una afirmación genial. La principal característica de muchas de las obras producidas durante la guerra civil española - películas documentales, de montaje, propaganda bélica; rodadas con enorme escasez de medios la mayoría, extraordinarias muchas de ellas – sería según el ínclito ponente su transparencia, la ausencia de carga estética derivada de la pobreza de medios. En ese sentido, Sierra de Teruel, debería resultar paradigmática: tal y como señala Santos Zunzunegui, pocas obras llevan hasta tal punto inscritas en su cuerpo las marcas de sus condiciones de producción.

Naturalmente, la realidad es exactamente la contraria: las dificultades productivas, la pobreza de medios, acabó por permitir y motivar una auténtica revolución estética y lingüística. Con su desprecio hacia (o con su incapacidad para respetar) las normas y los estándares del cine de su tiempo, Sierra de Teruel desgarraba también todas sus convenciones. Reinventaba el lenguaje y la mirada, y sólo de este modo conseguía proponer un mundo reinventado y denunciar las miserias del existente y del lenguaje a través del cual se lo representaba.

De Pierre Bourdieu, a quien he leído poco y mal, recuerdo unas páginas en las que argumentaba que los cambios revolucionarios en los discursos se producen no tanto a nivel de contenidos sino en relación con el propio lenguaje que los articula. En este sentido Sierra de Teruel es un film revolucionario.

Cada plano que Malraux no pudo rodar acabó por convertirse en una elipsis impactante, en un hachazo a la mirada adormecida. Cada imperfección técnica, cada plano poco académico, cada titubeo de principiante derivó en una puerta inesperada a lo real. Con furor visionario, su imaginario se proyecta por igual hacia el pasado – la épica, el esplendor clásico de la famosa secuencia final, en la que el crítico americano James Agee creía entrever a Homero – y hacia el futuro – la importancia de la acción, del objeto, la violencia. Prefigurando literalmente el neorrealismo, las nuevas olas, el lenguaje audiovisual de los últimos sesenta años, Sierra de Teruel trae al mismo tiempo hasta nosotros la memoria, rugosa, apasionada, imperfectamente reencarnada en sus imágenes, de la barbarie del pasado.



Prodigiosa imperfección (Natività, Piero ella Francesca).


La película, editada recientemente en Dvd, debiera poder descargarse aquí.

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