17 marzo 2009

Verdad y mentira

Una noche, hará al menos un par de semanas, salí de casa tarde. Después de caminar durante una hora por las calles de Santiago acabé, como siempre, en la zona vieja. Estuve un rato apoyado en un muro en lo alto de las escaleras de la Quintana. Intenté sin éxito emplear el espacio desierto de la plaza a mis pies para disponer y ordenar imaginariamente mis angustias.

Acabé, a la una de la mañana, solo, sentado en otro muro, balanceando los pies. Habiendo renunciado a establecer un orden, un criterio, prioridades o planes de futuro, me limité a pasar revista a mi vida utilizando solamente dos categorías: verdad y mentira. A última hora, antes de regresar a casa, le tocó el turno también a este blog: tras unos minutos de deliberación, los pulgares señalaron hacia arriba.

Desde entonces han pasado algunas cosas. No escribí nada aquella noche, ni durante las semanas siguientes,aunque pensé a menudo en retomar el blog para comentar este o aquel asunto, por el simple placer de escribir o como terapia confesional. Por qué entonces ahora, un martes cualquiera de madrugada, con esfuerzo, sin demasiada inspiración?

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