25 abril 2009

Contratos para el olvido

Cuenta Silvia García que, apenas acabados sus estudios de Bellas Artes, comenzó a plantearse la conveniencia de participar o no en la saturación de imágenes de nuestro mundo. Interrogándose sobre el sentido de ejecutar proyectos artísticos en un universo imaginario e icónico ya repleto de objetos, Silvia desarrolló una propuesta maravillosa, una suerte de performance poética, dulcemente irónica y densísima de significados. Una década después, en el marco de un conjunto de intervenciones en espacios no expositivos del CGAC, Silvia sacó del cajón del olvido (apréciese la paradoja) sus contratos para o esquecemento.

A través de estos contratos (podéis ver un ejemplar aquí) la artista y cada uno de sus espectadores llegan a un pacto de silencio y olvido. Silvia expone a un oyente una idea, una propuesta, una posible obra, comprometiéndose a no realizarla jamás, a dejarla extinguirse en la fugacidad del encuentro con ese (y sólo con ese) espectador. Éste, por su parte, se compromete a olvidar la obra en el plazo de un mes. Frágil, efímera, agudísima reflexión sobre los mecanismos de la memoria, sobre las razones profundas de la actividad artística, sobre la saturación de la iconosfera, la obra de Silvia García maravilla por su humana sencillez.

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