11 noviembre 2008

Diritto di cronaca

Escribo aún con las piernas entumecidas, tras dos horas y cuarto viendo Gomorra desde el gallinero del Principal, apenas a un par de metros del hueco desde el que asistí a la proyección de Entre les murs hace dos días. Diritto di cronaca, derecho de crónica, es la expresión utilizada en italiano para referirse a la libertad de expresión articulada a través de la narración de hechos y dirigida a una colectividad. Aquel cuyo ejercicio ha costado el exilio a Roberto Saviano, coguionista y autor del libro original; el mismo que lleva al escritor, crítico y profesor francés François Begaudeau a volcar su experiencia personal como profesor en una novela, y después en un film homónimo que coescribe y protagoniza.

Ambas películas son extraordinariamente hábiles, cada cual a su manera, en adquirir una cadencia narrativa propia que al tiempo que seduce al espectador permite a las obras fundirse con la realidad que representan. En cierto sentido, ambas juegan con un imposible grado cero de la escritura cinematográfica: sus autores, llevados seguramente por unos presupuestos éticos cuya dignidad no vamos a negar aquí, optan por su autocancelación como tales en el discurso. La película de Cantet, director de la tan contenida como desgarradora El empleo del tiempo, combina magistralmente un sólido armazón dramático con la frescura de su reparto; Gomorra apuesta por una narración caudalosa, pausada, que huye sea del recurso fácil del verismo sea del manierismo. Y, aunque resulta difícil negar su valentía y su valor como crónicas necesarias y eficaces de su tiempo, se alejan ambas sin dejar huella, sin peso, indistinguibles e indiferentes de la realidad con la que honestamente decidieron fundirse.

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