15 noviembre 2008

Elogio de la mirada: Aruitemo, aruitemo

Tras un día de baja en el festival por agotamiento, con una contractura brutal en la espalda, contra todo pronóstico y con los hados en contra, ayer vi la primera película realmente grande en esta edición de Cineuropa. Una manera de presentar la conmovedora Aruitemo, aruitemo, de Hirokazu Koreeda, sería describirla como una lección sobre el respeto a la distancia: distancia en la construcción de la imagen, respeto en el acercamiento a un maravilloso grupo de personajes/actores. Otra propuesta igualmente legítima sería valorarla como una reivindicación de la mirada, y de la capacidad de los objetos y de las acciones de revelar su densidad y su fuerza mediante la simple observación, sin forzar ni imponer un significado.

Sin embargo, temo que las dos últimas frases robarán más que ganarán espectadores para el hermosísimo film de Koreeda. Probemos entonces diciendo que se trata de una fábula delicada sobre el paso del tiempo, las relaciones de familia, los silencios, los secretos, el peso del pasado y la tradición y sobre la capacidad de cambio del ser humano. Intentemos aclarar que se trata en el fondo de una obra sorprendentemente sencilla y amena, con una construcción clásica que permite desplegar sin alardes su sabiduría humanista, repleta de una inteligencia sutil, melancólica pero decididamente optimista en el fondo. La proyectan por última vez mañana sábado a las diez de la noche, y creo poder afirmar que serán un poco más felices si están allí.

No hay comentarios: